#52: HASTA LUEGO 2020

28.12.2020

El 2020 fue un año anormal, como todos lleno de sorpresas y cosas inesperadas, pero especialmente diferente. 


Año tras año, me gusta hacer un balance sobre lo sucedido. En primer lugar, porque creo en los rituales y en las oportunidades para renacer; en segundo lugar, porque de una u otra manera crecí en un país donde los "agüeros" son costumbre cuando acaba un año, por lo que muchos 31 de diciembre comí 12 uvas, llené los bolsillos de lentejas, di la vuelta a la manzana con una maleta (seriamente, en el 2019 no di la vuelta con la maleta); vestí algo dorado, algo rojo y algo blanco para recibir un año nuevo lleno de amor, paz y riqueza. Así que, en tercer lugar, porque aunque que no tengo certeza de que lo anterior funcione, me gusta soñar e imaginar que cada año puede ser mejor que el anterior. 


¿El balance de este año que se va? No puedo ser desagradecida, así que comenzare por decir que pese a los trajines que trajo el cierre de esta década, para mi fue un año positivo. Me avergüenza un poco decirlo porque sé que fue un año difícil para la humanidad, porque como especie que nos hemos enfrentado a una control de natalidad, que, natural o no, ha sido una  de las pandemias de mayor propagación en la historia. Pero que, nos ha enseñado a vivir de una manera diferente. Por otro lado, los desastres naturales de un planeta enfermo que comienza a cobrarnos factura a quienes lo habitamos. Lo anterior sumado a las múltiples familias afectadas, las navidades solitarias, aquellos que se quedaron sin hogar, sin familia y peor aún la economía que, poco a poco se va hundiendo en el fondo del mar que se va comiendo la tierra.


Sin embargo, para mi, fue un año más que de logros o excelencia, un año de crecimiento y despertar, porque aunque no puedo negar que gané mucho, me dolió bastante. De enero a mediados de marzo llevábamos una vida medianamente normal y pese a las dificultades, aprendía poco a poco a sobrellevarlas, cuando de pronto llegó una prueba de casi 5 meses de cuarentena; frente a la cual más que quejarme agradeceré por acercarme más a mi familia, mis padres, mis hermanas y sobre todo de acercarme más a mi misma. 


En este tiempo, realicé una mini campaña para llenar de esperanza los corazones de algunas personas mitigando el impacto negativo de la información sobre el covid en los medios. Me gradué como especialista en derecho comercial, conservé mi trabajo y crecí en él. Junto a mis socios inicié un negocio que se proyecta próspero; me rodee de personas valiosas; inicié proyectos en pareja; leí casi 30 libros; entré al grupo de los 10k en menos de 1 hora; sobreviví al covid; me ejercité; ingresé a un equipo de running; monté en bicicleta; comencé a alimentarme mejor; aunque me cuesta mucho, me expresé un poco más; y, durante 52 semanas escribí todo aquello que se me pasó por la cabeza y estoy a portas de terminar el reto que al iniciar el 2020 denominé 52 semanas. 


Por lo anterior solo puedo dar las gracias porque pese que, durante días me quejé y refunfuñé por todo lo sucedido, lo cierto es que soy más que afortunada porque me le di la cara a las adversidades y crecí inmensidades en un año que no fue fácil para la mayoría de las personas. Además, conservé a mi familia completa con quienes en este momento puedo compartir y descansar. 

 

Se que se avecinan tiempos que no son fáciles y un año lleno de rezagos del 2020, y como siempre de sorpresas inesperadas. Sin embargo, espero en un año estar haciendo un balance similar. Porque más allá de cumplir con todos los propósitos que claramente tengo, lo principal será no dejarme vencer por las adversidades, y especialmente crecer, crecer y cada día aprender a ser feliz con lo poco o mucho que tenga. 

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