#14: REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD
Tras completar casi 4 semanas de confinamiento, que son como 27 días en casa con tan solo un par de salidas al supermercado (lugar en el que por supuesto debo controlarme para no entrar en pánico), me he realizado muchos cuestionamientos respecto de la libertad y del valor que le hemos dado en nuestras vidas.
Si hablamos de la libertad desde el punto de vista político, teórico o filosófico, seguramente terminaríamos un poco más confundidos y entraríamos en un existencialismo casi innecesario e improductivo para el encierro que vive hoy la mayoría de la humanidad. Porque no sólo tendríamos que preocuparnos del concepto de libertad, sino además del concepto de norma, de Estado, de las clasificaciones de la libertad, que si es negativa, que si es positiva, etc. Y realmente, no quiero volver a mis primeros semestres en la facultad de derecho.

Pese a que en numerosas ocasiones hemos cuestionados la efectividad del castigo derivado de las diferentes medidas de aseguramiento que hay en Colombia. Hoy hay algo claro, y es que la mayoría de los colombianos estamos experimentando hoy qué vive una persona que se encuentra en prisión domiciliaria, algunos en mejores condiciones que otros, pero todos bajo el mismo mandato "aislamiento obligatorio". Incluso podría afirmar metafóricamente que todos ya tenemos un mes prepagado de prisión domiciliaria, por si eventualmente lo llegásemos a necesitar en un futuro, pero esto suena loco y un poco criminal. La cuestión es ¿somos libres estando obligados a quedarnos en casa por mandato de la ley?
No cuestiono las medidas preventivas que ha tomado el gobierno nacional, es más, considero que son necesarias, sin embargo, estoy cuestionando el valor de la libertad, pues no hemos sido condenados, pero estamos viviendo lo que a diario viven aquellos delincuentes que son condenados a prisión domiciliaria o casa por cárcel, obviamente sin brazalete.
Salvo en mis clases de teoría constitucional o teoría del Estado en los primeros semestres de la facultad de derecho, nunca me había cuestionado a fondo el significado de la libertad, hasta que por mandato de la ley -o de la naturaleza- me vi obligada a quedarme encerrada en casa. Y bueno, es que para ese entonces tenía unos 18 años, acababa de graduarme del colegio y cuando el profesor me preguntaba, no me cuestionaba sobre mis pensamientos, sólo me limitaba a responder los conceptos estudiados en clase o algún leve recuerdo que tuviera de sus lecturas del Leviatán de Thomas Hobbes en clase, recuerdos que asumo que eran vagos porque su voz me producía mucho sueño.
Pero, entonces ¿qué es la libertad? Coincido con muchas definiciones, como las de Kant, Nietzsche y Aristóteles, en que la libertad es un concepto íntimamente ligado con algo que en derecho conocemos como la "Autonomía de la voluntad" que no es más que la capacidad que tiene el ser humano de direccionar sobre su voluntad y su actuar. Pero, obviamente, respetando la integridad y libertad del otro. Y no por esto la libertad tiene que dejar de ser absoluta, como lo suelen cuestionar, porque sí yo estoy de acuerdo con las condiciones que traen impresas ciertas libertades, soy libre.
Bueno, creo que ya mencioné un poco más de lo que debía a diferentes personalidades que solo suelen confundirme más cuando intento dar un significado propio al concepto de libertad. Pero hay algo que si tengo claro y es que estoy de acuerdo con J.J Rosseau, en afirmar que la libertad es inherente al ser humano, pese a que ella tenga unos límites, el ser humano es esencialmente libre.
La libertad tiene una connotación sociológica tan increíble que rechazamos todo aquello que sea impuesto, incluso cuando estamos de acuerdo con algo. Por ejemplo, un joven detesta ir a la dictoteca X y su madre le dice que puede ir a cualquier discoteca de Medellín, pero que no puede ir a la discoteca X porque se lo prohíbe, resulta que este joven tendrá ganas de ir a la discoteca X, aunque sea libre de elegir entre muchas otras más, sólo porque él no eligió no ir, sino que se lo impusieron.
En el caso puntual, obviamente la medida de aislamiento obligatorio que nos ha puesto en cuarentena nacional nos ha limitado la libertad de locomoción y ello nos hace comprender la importancia del valor de la libertad, y no porque no nos guste estar en casa y compartiendo en familia, sino porque no somos nosotros quienes de manera autónoma hemos decidido quedarnos en casa. Es claro que ocasionalmente pedíamos a gritos tiempo para descansar en casa, pero no estamos completamente a gusto, porque no somos quienes hemos elegido el momento de descansar sino que nos ha sido impuesto por una causa totalmente extraña. Entonces ¿somos libres?, no lo sé, pero quiero compartir esta frase que encontré de Nelson Mandela:
"Ser libre no es solo deshacerse de las cadenas de uno, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás"

Esta frase me pareció sencillamente hermosa y justa para el tiempo que vivimos, porque reivindica en nosotros el valor de la solidaridad por encima incluso de la libertad personal y creo que es lo que vivimos ahora. Debemos quedarnos en casa y limitarnos, pero es necesario para la mitigación de los riesgos sanitarios que tiene el país y en general, el mundo.
Generalmente estamos concentrados en criticar
las medidas tomadas, hablar mal del vecino y quejarnos del encierro, que hemos
ignorado el verdadero valor de la libertad, y no hablo de la libertad de
locomoción, sino que hoy gracias al aislamiento, somos más libres de lo que
nunca habíamos sido. Enfrentarnos a una pandemia en el auge tecnológico del
Siglo XXI nos ha liberado de ataduras, nos ha regalado horas para estar en familia,
tiempo para dormir un par de minutos más, la capacidad de detenernos a pensar
en nosotros mismos y en el significado del bienestar. No es una libertad absoluta
porque hoy más que nunca nos hemos convertido en esclavos de la tecnología,
pero antes, además de la tecnología éramos presos del tiempo, y aparentemente,
una pandemia nos ha liberado.