#12: LUNA DE MIEL EN ROMA
Acabábamos de llegar a Roma, como dice el dicho, todos los caminos conducen a Roma y el de nuestro noviazgo no había sido la excepción. Durante un poco más de un año habíamos ahorrado, más que para nuestra boda, para nuestra luna de miel. Juan José y yo nos conocimos estudiando artes plásticas en Bellas Artes y desde entonces soñábamos con ir a Italia, particularmente Roma y Florencia.
Nuestra boda fue sencilla, en una notaría cerca al Parque Berrío en Medellín, quedaba en un segundo piso y hacía mucho calor, yo vestí un sencillo vestido blanco, Juan José estaba de traje, lo que no era normal en él, fue el día más feliz de mi vida. Solo estuvimos acompañados de nuestros padres y padrinos, no hicimos fiesta, pues con el dinero cumpliríamos el sueño de ir a Italia, el cual comenzamos a ver más cercano desde hace unos 5 años que eliminaron la visa de turismo para los colombianos.
Para las primeras noches en Roma, habíamos elegido un hotel bueno, no lujoso, pero estaba ubicado en el centro histórico y tenía una excelente vista al coliseo romano, separamos una suite, pues solo estaríamos 3 noches, una de ellas sería nuestra "noche de bodas". Realmente no había mucho que descubrir porque ya nos conocíamos a fondo, pero queríamos que todo fuera tan especial, a tal punto que quedara plasmado de manera indeleble en nuestras memorias.
Juan José y yo no habíamos salido antes del país, así que todo era una novedad para nosotros. Tardamos unas 15 horas en llegar a Roma, 10 horas que tardó el vuelo de Rionegro a Madrid, más el tiempo de escala y luego el trayecto a Roma. Estábamos exhaustos y teníamos un poco de soroche (en Europa y la clase media alta lo llama jetlag, pero la realidad era que teníamos soroche). Estábamos ansiosos por conocer la ciudad, pero antes queríamos ducharnos y quizás tomar una siesta, antes de probar unas deliciosas pastas napolitanas en la ciudad.
Salimos de migración, esperamos las maletas y tomamos un taxi. Camino al hotel, observábamos con asombro la ciudad, era cálida a pesar de que hacía un poco de frio, estábamos anonadados, nunca habíamos estado en un lugar así, parecía sacado de una película.
Llegamos a nuestro hotel que se situaba a un par de cuadras del Coliseo Romano cerca al campo de fiori, desde allí podíamos observar la entrada la Forum Romano. El taxista bajó las maletas, y antes de entrar al contemplamos el paisaje y suspiramos, yo solté un par de lágrimas, Juan José me las limpió y me besó fuertemente.
Ingresamos al hotel, el alojamiento era antiguo, el lobby tenía un par de Sofás clásicos, un bar de madera junto a la recepción, en la cual atendía un joven italiano que hablaba aproximadamente 5 idiomas, o por lo menos, eso nos presumió mientras hablamos con él mientras nos registrábamos en el lugar.
Todo estaba listo, estaban esperando nuestra llegada, subimos a nuestra habitación que quedaba en el sexto piso del hotel, era hermosa y diferente. En el lugar predominaban los colores rojo, blanco y dorado. El papel tapiz de las paredes era rojo con formas doradas encima, las cortinas de terciopelo rojo, habían algunos detalles en madera, la cama clásica, medía unos 2 metros de ancho el espaldar era rojo, estaba tendida con un cubrelecho blanco y alhohadas con araabescos dorados. El habitación era amplia, el baño tenía una bañera antigua que no estaba empotrada con una pequeña ventana para ver la ciudad, tenía una pequeña sala con dos sillas y una mesa que nos esperaba con dos copas con una botella de vino, esta daba a un pequeño balcón con vista a la antigua Roma y por supuesto, el coliseo romano. Realmente parecía un sueño, pero en cuestión de horas, se convirtió en una pesadilla y por supuesto dejó una huella indeleble, pero con un sinsabor de recuerdos.
Nos duchamos juntos e hicimos el amor en la bañera, fue mágico. Nos quedamos un rato acostados el uno sobre el otro en la bañera, salimos del baño y tomamos una siesta. Cuando despertamos, todo era un caos, yo no sabía si seguía durmiendo y se trataba solo de un mal sueño, se oían sirenas y conversaciones en los pasillos. Como teníamos planeado salir, yo alisté rápidamente el bolso, Juan José la cámara y salimos de la habitación.
-Per la tua sicurezza dovresti rimanere nella tua stanza- Dijo uno de los botones del hotel.
-Spanish or english-Respondí
-Señorita, por vuestraa seguridad debe quedarse la habitación.
- ¿Qu qu qué pasó?
-Han detectado 10 casos de Covid-19 en el hotel en la última hora, al parecer una excursión de ancianos, uno de ellos falleció de asfixia y otros 3 fueron llevados a la clínica. El alcalde de Roma ha decretado el hotel como epicentro, desde hace unos 15 minutos se cerraron las puertas, y nadie podrá salir de este lugar durante 15 días que pase el tiempo de incubación. Garantizaremos la alimentación y el hospedaje durante vuestra estancia. No teneneíss que temer.
No dije ni una sola palabra, me quedé anonadada. Habíamos realizado todas las averiguaciones antes de viajar, no había riesgo latente y durante el viaje tendríamos todas las precauciones. Solo miré a Juan José y lloré, pero esta vez no era de alegría, era de impotencia, de ira y de pánico. Más que el dinero, nuestros sueños y planes de una luna de miel habían terminado allí, todos los caminos conducen a Roma, pero era mejor que este camino hubiese conducido a casa.