24 HORAS PARA LA BODA

08.11.2021

Luego de tener la mejor despedida de soltera que alguien pueda pedir, por parte de mis mejores amigas. Lo cual es otra historia pero que puedo concluir que fueron 4 días de alegría y tranquilidad; llegaron días abrumadores y estresantes. En dos días tenia que dejar todo mi trabajo listo y entregar el cargo a la persona que se encargaría de mis labores esta semana, lo anterior sumado a los inconvenientes diarios de la empresa, los preparativos sin culminar, y por supuesto el miedo de que el vestido no me sirviese, pues la alimentación en las últimas semanas no había sido la mejor, había dejado de hacer ejercicio y había consumido licor.  


Faltaban unas 48 horas para la boda, sentía un "poco" de estrés y ansiedad. Realmente no tenía miedo por el matrimonio como tal, sin embargo, la mente me estaba pasando una mala jugada. La última semana tuve todo tipo de pesadillas relacionadas con el evento: que no me servía el vestido, que me daba Covid, que llegaba a la iglesia sin las uñas arregladas, que me había fracturado un pie, etc. Como dije, no me sentía nerviosa por el matrimonio como tal, la seguridad y el amor de la celebración me hacían encontrar un poco de paz en medio de tanto caos.



Por un par de horas o quizás días me estresé porque quería que las cosas salieran perfectas, sin embargo, faltando 24 horas o un poco más para la ceremonia, desperté con otra sensación en mi cuerpo. Pensé "estoy a 24 horas de mi boda, de celebrar junto al hombre de mi vida un momento maravilloso y nada ni nadie podrá quitarme la felicidad, de mí depende cómo lo viva. Pues es un momento que se vive solo una vez en la vida".


Pareciera increíble pero así fue como lo viví, a pesar de todos los contratiempos que ocurrieron en el día. Tenía reservada toda la mañana para hacerme uñas y cejas, con las uñas no hubo ningún inconveniente pero la mujer que me depilaría las cejas no llegó, yo respiré profundo y al ver mi actitud la manicurista se ofreció a depilarme las cejas, claro está advirtiéndome que no era su fuerte, yo respiré, acepté y por sorpresa me encantó como quedaron. Nada podía dañar ni estresar este día.
En la tarde, faltando unas 20 horas aún, debí desplazarme al centro de eventos a finiquitar unos temas de decoración, y por temas de movilidad y repavimentaciones de vía, un trayecto de 15 minutos, se convirtió en uno de 2 horas, yo solo respiraba profundamente porque nada podía salir mal. Así me la pase, respirando, escuchando música y evitando a toda costa los malos comentarios, estuve muy tranquila y como me dijeron el día antes "más fresca que una lechuga", incluso el sábado cuando tocó improvisar el yugo que llevaría porque la flor de magnolio principal del que mi mamá había hecho en la noche se había despedazado por completo.
Aunque bueno, no puedo negar que toda la tranquilidad hacía que yo no "aterrizara" en mi realidad, en la cual desperté cuando me estaba bajando del carro que me llevó a la iglesia. En ese momento sentí muchos nervios y se me olvidaron los votos que me había aprendido, por fortuna así también estaba mi esposo, entonces terminamos leyéndolos. Aún así, todo fue perfecto para dar inicio a esta aventura. 


En la tarde, faltando unas 20 horas aún, debí desplazarme al centro de eventos a finiquitar unos temas de decoración, y por temas de movilidad y repavimentaciones de vía, un trayecto de 15 minutos, se convirtió en uno de 2 horas, yo solo respiraba profundamente porque nada podía salir mal. Así me la pase, respirando, escuchando música y evitando a toda costa los malos comentarios, estuve muy tranquila y como me dijeron el día antes "más fresca que una lechuga", incluso el sábado cuando tocó improvisar el yugo que llevaría porque la flor de magnolio principal del que mi mamá había hecho en la noche se había despedazado por completo.


Aunque bueno, no puedo negar que toda la tranquilidad hacía que yo no "aterrizara" en mi realidad, en la cual desperté cuando me estaba bajando del carro que me llevó a la iglesia. En ese momento sentí muchos nervios y se me olvidaron los votos que me había aprendido, por fortuna así también estaba mi esposo, entonces terminamos leyéndolos. Aún así, todo fue perfecto para dar inicio a esta aventura. 
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